Esta palabra se añadiĂł a nuestro diccionario procedente del latĂn, en particular de la palabra "occasus" , derivado del verbo "occidere" (caer, a tierra, al suelo); se aplica en astronomĂa a los astros, especialmente al Sol.
Esta palabra supongo, que los romanos de aquella Ă©poca, la utilizaron creyendo que el centro del universo era la tierra (por supuesto plana), y que por eso el sol se escondĂa en el horizonte dando paso al orto de la luna.
Nada mĂĄs lejos de la realidad; como todos sabemos ahora, el sol es el centro de nuestro sistema, y alrededor de el giran todos los planetas del mismo; por cierto, le han hecho una foto al sol durante todo un año en las posiciones en las que estĂĄ observado desde un mismo punto y a una misma hora, y el resultado es un perfecto sĂmbolo del infinito; a ese sĂmbolo se le llama analema; y mĂĄs abajo os dejo una foto del diario.es para que lo comprobĂ©is.
El sol, y eso lo tengo claro, nunca se esconde, la luz nunca se apaga, la claridad nunca se pierde; eso sĂ, si te escondes para que no te ilumine, si te tapas para que no te de la luz, si pones la sombrilla de la indiferencia para quedarte sin claridad, seguramente no veras la luz, como hace la tierra con la del sol en algunos momentos del dĂa.
El ocaso no existe, lo que existe es el cambio de posiciĂłn de la tierra, que en ciertas horas del dĂa no nos deja verlo.
Eso nos pasa miles de veces con nuestra luz interior; la escondemos, o nos la esconden; nos volvemos, o se vuelven; no brillamos o no ven como brillamos; o peor, no quieren verlo.
El sol nunca tiene miedo, nunca se esconde, y nosotros tampoco deberĂamos hacerlo...
"Si llevas la luz dentro, no debes tener miedo a las tinieblas".
Por cierto, el sĂmbolo del infinito se sospecha que es la forma que tiene el universo, asĂ que...
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