Juan: CapĂtulo XIX VersĂculos 27-29.
"DespuĂ©s, sabiendo que ya estaba todo cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, JesĂșs dijo:
- ¡Tengo sed!
HabĂa allĂ un recipiente lleno de vinagre, empaparon en Ă©l una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.
DespuĂ©s de beber el vinagre, dijo JesĂșs:
- ¡Todo se ha cumplido!
E inclinando la cabeza, entregĂł su espĂritu".
Siempre, cada vez que escuchaba este fragmento del Nuevo Testamento, pensaba que los judĂos eran tremendamente malos, malvados, malignos, perversos y mucho mĂĄs; a un hombre brutalmente crucificado, flagelado con mĂĄs de doscientos o trescientos latigazos ( y de los romanos), tenĂan la desfachatez de darle vinagre e hiel, como dicen otros, para producirle todavĂa mĂĄs suplicio; pues nada mĂĄs lejos de la realidad.
DescubrĂ la verdad leyendo la novela "Caballo de Troya" de Juan JosĂ© BenĂtez, mĂĄs conocido por J.J.BenĂtez.
Después busqué para cerciorarme que era verdad lo expresado por el navarro y encontré esto:
Antes de la crucifixiĂłn se le ofrecĂa una copa con una mezcla medicamentosa de vinagre, hiel y mirra para aliviar el tormento, cosa que JesĂșs rechazĂł, y mĂĄs tarde, los romanos le empaparon un hisopo con una esponja empapada en vino agrio (mal traducido por vinagre) o como la llamaban los romanos "posca" , de la que sĂ bebiĂł.
Ni una cosa era tan mala, y tampoco se supone que fuera vinagre tal cual como nosotros lo conocemos, por lo que en las escrituras no estĂĄ bien delimitado este, al igual que otros muchos pasajes, al traducirlos literalmente.
Los que sĂ realmente tienen sed, son esos pequeños de color, que beben arriesgando sus vidas en las charcas cenagosas, porque no tienen ni una gota de agua dulce que echarse a la boca; y eso sĂ que no tiene ninguna explicaciĂłn lĂłgica, ni tampoco ninguna mala interpretaciĂłn, el mundo civilizado es mĂĄs malvado que los judĂos y los romanos juntos.
¿O no?
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