En las ciencias de la salud, la anamnesis (del griego "αναμνησις"), recolección, reminiscencia; alude a la información recopilada por un o una especialista de la salud mediante preguntas específicas realizadas , bien al propio paciente, bien a otras personas relacionadas, para obtener datos útiles, y elaborar una información valiosa para formular un diagnóstico y dictar un tratamiento del paciente.
Nosotros, los ciudadanos de a pie, no vamos a tener más remedio que recurrir a la anamnesis para recopilar información de lo que están haciendo unos señores, y unas señoras, que fueron elegidos/as por todos el veintiocho de abril de este año.
Cada vez el historial se hace más grande, pero no de trabajos, ni de acuerdos, ni de paz, ni de concordia; sino de enfrentamientos, de tirada convulsiva de cacharros de unos a otros, de faltas de respeto, de mentiras; si la anamnesis de mis fracturas ocupa ya dos páginas, la de estos señores y señoras engorda ya al tamaño de cuatro guías de teléfono de las de antes, de las del tocho gordo; otra cosa es si pudiéramos leer los detalles de los informes relatados en la anamnesis, ay, entonces nos iba a algunos a dar un flato, o como decimos por estos lares, ¡Un patatús!.
Y eso que no han tenido todavía la capacidad de poder nombrar a un presidente del ejecutivo que tenga a bien formar un gobierno, que empuje el carro de este nuestro país; este país, que cuando quiera echar a andar, va a tener oxidados todos los cojinetes y resortes necesarios para el crecimiento y veremos a ver por donde y por cuanto nos sale esto.
Esos tomos de anamnesis que están escribiendo estos señores y señoras, los deberían repartir a todos los ciudadanos con capacidad de votar, caso hipotético que se presente la necesidad de acudir de nuevo a las urnas. ¡Ojalá no sea necesario! ¡Pero vaya tela, joder!
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