Algunas de las primeras imĂĄgenes de los toreros con coleta aparecen en el siglo XVIII, como muestran las litografĂas del famoso matador de toros JoaquĂn RodrĂguez "Costillares" (1729-1800). Ăste figura con la tĂpica redecilla de malla negra envolviĂ©ndole unos largos cabellos que se unen en una trenza ancha y se sujetan con una peineta a la nuca.
Parece ser que los primeros toreros se prendĂan el pelo con un pañuelo o lazo de seda negra con el fin de protegerse la nuca en las caĂdas y golpes que pudieran sufrir durante el desarrollo de la corrida.
En 1805 la coleta de pelo natural se sustituyĂł por un postizo como el que hoy conocemos. Desde entonces, esta moña pasĂł a convertirse en un mero sĂmbolo de la continua actividad profesional del lidiador desde sus inicios. Ăste sĂłlo se la quita (en el argot, corta) cuando decide retirarse de los ruedos definitivamente.
De ahĂ, cuando uno va a dejar de realizar algo espeta:
- ¡Me voy a cortar lo coleta! (De trabajador, responsable de algo, o empleado con responsabilidad.
O el consejo peyorativo:
¡Se deberĂa cortar la coleta ya! Abogando al interfecto a que se retire definitivamente de su cargo.
Las coletas retiradas, o cortadas, pasan automĂĄticamente a formar parte de los gratos recuerdos del torero o de sus herederos, o de algĂșn que otro museo taurino, que yo las he visto.
Los buenos toreros saben determinar perfectamente cuando es el momento mĂĄs honroso e idĂłneo de cortarse la coleta.
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JoaquĂn RodrĂguez "Costillares" foto extraĂda de la web. |
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