Ningún avión cae inmediatamente si se da el caso-extraño- de avería simultánea de todos los motores. Al igual que un auto que rueda montaña abajo en marcha de ralentí, transforma la energía potencial en energía cinética: el avión aprovecharía la energía almacenada en la altitud de vuelo y la convertiría en longitud.
Sin embargo, la distancia recorrida depende del llamado tiempo de planeo, relación óptima entre empuje y resistencia a una velocidad determinada. Cuanto mayor sea el peso y capacidad de sustentación del avión y menor la resistencia, mejor será el tiempo de planeo. Loa aviones comerciales, con coeficiente de 15:1, pueden avanzar, por tanto, quince metros por cada metro descendido.
Una prueba de la posibilidad de planeo en los aviones de pasajeros, se presentó el 23 de julio de 1992. A un Boeing 767 de Air Canadá- que por error había repostado menos combustible del necesario- se le pararon los dos grupos motopropulsores a 12.000 metros de altitud. El Boeing pudo aterrizar en un aeropuerto situado a 100 kilómetros de distancia, sin el menor problema para sus pasajeros.
Aterrizar, aterrizaría, no lo dudo, pero el cague de los 61 pasajeros y de la tripulación no hay quien se lo quite.
¡Imaginaros!
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Foto de mi amiga Juani Mora. |
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