El vocablo de hoy me lo recomienda mi amigo Claudio, como otros muchos, me manda la expresiĂłn, y yo me las avĂo.
La palabra simonĂa deriva de SimĂłn el Mago, un personaje del libro de los Hechos de los ApĂłstoles. En ese pasaje SimĂłn intenta comprar a los apĂłstoles Pedro y Juan el poder de conferir el EspĂritu Santo con dinero. Por lo tanto, la simonĂa, se refiere a la compra o venta de cosas espirituales o eclesiĂĄsticas, o de cosas temporales unidas inseparablemente a lo espiritual.
La simonĂa se refiere a cualquier acto de comprar o vender algo espiritual por bienes materiales.
La RAE también va encaminada por esos menesteres:
Compra o venta deliberada de cosas espirituales, como los
sacramentos y sacramentales, o temporales inseparablemente anejas a las
espirituales, como las prebendas y beneficios eclesiĂĄsticos.
Los poderes espirituales son "incomprables" o invendibles, el alma humana no tiene caja registradora incorporada, por ello, todo lo referente al alma, a la esencia, al amor, no se puede materializar, no se puede valorar, ni tampoco se puede comprar ni vender.
En la tierra si se pudiera comprar la inspiraciĂłn o el arte, sĂłlo lo tendrĂan los grandes potentados, los ricos; pero eso es imposible gracias a Dios.
Y en otro plano, menos mal que no se puede vender ni comprar el paso a la vida eterna, si no, pobre de los pobres, valga la redundancia.
Con cash no se puede comprar lo no tangible; y el alma, y por ende lo espiritual, no se pueden comprar.
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