No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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25 julio 2018

LA MASA.

Apareció decaído, macilento, desaliñado, con pelo y barbas largos y muy sucios, tez aceitunada, nariz aguileña; con los ojos perdidos, teniendo además los dedos ensangrentados.
Todos y todas los que lo vieron llegar; mandaron m nkf a su imaginación a volar conforme se acercaba pausadamente hacia ellos...
¡Cuidado, cualquiera sabe cómo se habrá teñido de sangre las manos!
¿De dónde vendrá a estas horas?, ¿Qué habrá hecho?
¡Llamad a la guardia!
Él seguía caminando lentamente entre la gente que se arremolinaba cada vez más en la plaza, no miraba a nadie, solo seguía adelante, le importaba muy poco lo que le rodeaba, iba andando por la calle como si no hubiera nadie, como si estuviera sordo.
Y llegó la guardia, se acercaron a él despacio, guardando una prudente distancia de seguridad, poco a poco se sintió rodeado, pero seguía andando; en un momento se abalanzaron sobre él cuatro miembros de las fuerzas de seguridad, y lo inmovilizaron en el suelo.
Sintiéndose seguros, los populistas que ya abarrotaban la plazuela, se arremolinaron todos alrededor del detenido, que seguía de la misma guisa y con idéntica actitud.
Cuando uno de los guardias levantó la cabeza para hablar, enmudeció la masa...
Es Jesús, el hijo de Manuel, el cantero, fue secuestrado hace más de tres días por decir la verdad en el caso del tráfico de heroína; lo metieron en un zulo y ha podido escapar cavando un túnel en la tierra con sus manos.
Pufff, empezó a maldecir la masa, esa misma que definía Gustav Le Bond como: una agrupación inhumana con los rasgos de pérdida de control racional, mayor sugestionabilidad, contagio emocional, imitación, sentimiento de omnipotencia y con anonimato del individuo. ¡Cómo se escuda el cobarde en la masa!
La masa, al comprobar que no había carnaza que echarse a la boca, abandonó paulatinamente la plaza, dejando solos a Jesús y a los guardias.
Ni la masa de la tele, y posteriormente del cine (Hulk) fue nunca tan despiadada.

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