Te puedes enfrentar a desafĂos importantes solo por evadir tu responsabilidad (por ejemplo la de ser padre); puedes estar trabajando muchas horas del dĂa, sin necesitad de hacerlo, solo por no convivir en tu casa mĂĄs horas de las estrictamente necesarias; quizĂĄs eres lo suficientemente valiente para buscar a un traficante que te surta de cocaĂna, y con ella llegar a desarrollar una gran actividad y una gran diversiĂłn; te encierras en tu concha de caracol como un ermitaño, demostrando tu valentĂa a vivir aislado, pero alejĂĄndote eso de la problemĂĄtica cotidinana, del desbarajuste del dĂa a dĂa; eres valiente para conducir un vehĂculo con unas copas de mĂĄs, que has necesitado para tener la capacidad de acercarte a una chica o un chico que sin ellas no hubieras sido capaz de hacerlo; eres valentĂsimo para atracar, con la cara tapada, un banco y asĂ no tener la obligatoriedad de buscar un trabajo digno para salir adelante.
Puedes ser un soldado muy valeroso, el primero para todo, el mås arriesgado, pero te has enrolado en el ejército porque te has querido evadir de los problemas que te presentaba la vida diaria en tu casa o en tu pueblo.
Entonces...
Eres un soldado que no teme a la muerte por tu valentĂa, pero asĂ mismo, eres un soldado cobarde que definitivamente teme a la vida.
La valentĂa no es hacerle frente a lo que no te da miedo y superarlo; la valentĂa es sobreponerse al temor que te puede infundir una cosa y sobrepasarla de frente, sin echarte para atrĂĄs, pero con todo el miedo del mundo.
¿QuiĂ©n es el torero mĂĄs valiente, el que teme a los toros, o al que no le dan miedo?
Pues eso.
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