No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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08 octubre 2018

GRADO DE SATISFACCIÓN.

No hace mucho, en la empresa donde trabajaba, habĂ­a un control de calidad de servicio, y todavĂ­a creo que sigue porque una muy buena amiga esta al cargo.
Ese control de calidad era el grado de satisfacciĂłn del cliente ante la atenciĂłn que le dedicaba, en este caso la oficina, y ese valor era tan importante que entraba dentro de los retos anuales que la direcciĂłn proponĂ­a.
Una de las preguntas que hacĂ­an en ese test y en la que tanto insistĂ­a el jefe de turno, era ¿cuĂĄntas veces suena el telĂ©fono antes de que lo atiendan?
¡No debĂ­an ser mĂĄs de tres! Hoy, si estĂĄn ocupados, salta un contestador a fin de que te identifiques para luego llamarte.
¡CuĂĄnto han cambiado las cosas en esta sociedad!
Hoy, nadie, ninguna empresa coge el telĂ©fono antes del tercer sonido; en muchas ni lo cogen, primero sale la maldita mĂĄquina (que ya con eso solo le pondrĂ­a un cero en calidad) y despuĂ©s debes indicar quĂ© quieres marcando el nĂșmero de turno; si deseas darte de alta o comprar, tienes suerte, eres el primero; pero como tengas un problema o necesites hacer una consulta te dicen:
EstĂĄ el quinto en la cola de espera, tardarĂĄn aproximadamente cinco minutos en atenderle; ¡Y una mierda!. Pasan mĂĄs de veinte o treinta minutos y nadie lo hace; musiquita, y a esperar; y si ya llamas para una averĂ­a en un domingo o dĂ­a de fiesta, jajajajaja, que te lo vas a creer.
Y después tienen la desfachatez de hacerte perder el tiempo en llamarte para preguntarte que cómo te han atendido: Cero, Cero, Cero y cero patatero, como diría Aznar; y me preguntan por qué; y les respondo que si de verdad me van a escuchar, pero me doy cuenta que también, quien recibe las quejas, es una måquina, y les cuelgo bastante cabreado.
Y ya si nos ponemos a llamar a algĂșn chaval de hoy en dĂ­a, es que literalmente no coge el telĂ©fono; y cuando le preguntas por quĂ©, su contestaciĂłn es...
- Es que lo tenía apagado, es que me quedé sin batería, es que lo tenía en silencio...
Y entonces yo me pregunto:
¿Para quĂ© coño sirve un mĂłvil sino para estar localizado en cualquier momento?
En fin... ¡PaĂ­s!

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