El otro dĂa vi un toldo que estaba agarrado a un tejado de uralita llevarse la uralita encima de un coche que estaba aparcado cerca; alguna noche cuando corre el viento del sur al norte me acuesto feliz de que ese dĂa voy a dormir fresquito, pero de pronto, cambia a levante, y el fresco se estrella contra las paredes laterales de la casa tornĂĄndose en calor en un corto espacio de tiempo.
La vida te empuja irremediablemente en muchas ocasiones al fracaso, a la decepciĂłn, al enfrentamiento, si sigues el camino por el que te empuja el viento de tu existencia.
El viento puede hacer que se derrumbe todo en tu vida si le haces frente de cara, te arrastrarå, te dejarå caer de espaldas y seguramente te harå mucho daño.
Pero hay gente que ha aprendido a convivir con el viento, hay personas que lo torean muchas veces para poder ganarse la vida; hay hombres y mujeres que aprovechan el viento para viajar de un lado para otro, pero nunca, nunca podrĂĄn guiar la direcciĂłn de ese viento.
Dicen los chinos...
¡QuĂ© cultura mĂĄs amplia y mĂĄs ancestral!
- No podrĂĄs guiar al viento, pero sĂ puedes cambiar la direcciĂłn de las velas.
Es una de la filosofĂa de muchas de las artes marciales, utilizar el arrebato descontrolado del adversario como fuerza, para su misma derrota.
Utilicemos el viento de nuestras desgracias para aprendizaje de nuestra vida y como impulso para seguir adelante. Siempre adelante, y si no, que le pregunten a Encarna la del motorista, para mås señas, mi madre.
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