No se si a alguno de vosotros, o a alguna de vosotras os habrĂĄn dicho esta frase alguna vez.
Como dirĂa mi buen amigo JosĂ© AndrĂ©s Algarrada q.e.p.d. en sus sevillanas, se te caen los palos del sombrajo, pero se te caen todos.
Cuando tienes hijos o hijas, desde que tienen uso de razĂłn, los llevamos a aprender, a estudiar, los castigamos si sacan malas notas, no los dejamos jugar, y siempre con la tan sabida frase: ¡Si no estudias no vas a llegar nunca a nada!
Y asĂ toda una vida enredados con lo mismo, algunas veces, se intentan rendir, y tĂș sigues con la misma canciĂłn, animĂĄndolos o animĂĄndolas para que consigan llegar a la meta y terminar la carrera.
Y al final, con esfuerzo, la terminan, y entonces empiezan las decepciones:
Nadie da trabajo a nadie, intentas buscar por todos lados, pero nada; te dicen:
-Hombre, si tuviera el B2 de inglés, si tuviera un måster.
Y vas y lo intentas convencer de que lo haga, que serå lo mejor para él o para ella, que tiene que seguir estudiando, y el chaval o la chica, va y lo hace, y pasan los años, y no pasa de conseguir un trabajo basura, y en los que muchas veces no puede poner en el curriculum los estudios realizados porque también lo pueden rechazar.
Cuando le dices: Hija deberĂas de hacer el B1 de francĂ©s, a ver si asĂ...
Y entonces ella va y te contesta:
- PapĂĄ me dijiste: !Estudia! y yo lo hice, me lo volviste a decir, y lo volvĂ a hacer; y al final tengo casi treinta años, y ahora para conseguir un trabajo me solicitan experiencia, y ¿de dĂłnde voy a sacar la experiencia si jamĂĄs me han dado un trabajo digno?
¿CuĂĄndo me voy a poder independizar de mis padres con lo que cobro en este trabajo?
-Me dijiste: ¡Estudia!
Y yo te digo: Ya lo hice, y ¿ahora?
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