No sé si hace 225 años, ahora en unos días, los revolucionarios franceses aplicaron el "In dubio pro reo" a María Antoñeta, antes de que le cortaran la cabeza con el artilugio que aconsejó el cirujano francés Joseph Ignace Guillotin a la revolución utilizar y que lleva su nombre; pero que jamás inventó.
Tampoco creo que a Julio César le aplicaran hace 2062 años el día de los Idus (días favorables) de marzo, el "in dubio pro reo" cuando esos veintitrés conspiradores acabaron con su vida.
Tampoco le dejaron utilizar el "in dubio pro reo" a los fusilados de todos los bandos en las guerras, ni a los judíos gaseados en los campos de concentración de Austria y Alemania; y tampoco se les aplica a los que perecen en un maremoto, en un sunami o en un terremoto.
Se obvia en aplicar este beneficio a los que sucumben bajo las bombas en los bombardeos de los ataques indiscriminados, y también a los que vieron caer en sus cabezas las atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
Tampoco mi admirado musicalmente, John Lennon, pudo apelar al "in dubio pro reo" ante ese descabezado de Marck David Chapman.
Quizá, los malhechores estén bastante cubiertos con la aplicación de este principio de legalidad, "ante la duda, a favor del reo".
Aunque esto también beneficia y mucho a los inocentes, porque si hasta no hace mucho, el reo era culpable hasta que se demostrara lo contrario, ahora y gracias a Dios es totalmente diferente.
Hay otra frase legal que dice: "In dubio pro operario" que beneficia al trabajador siempre en caso de duda.
Eso será o "seró", al igual que lo otro.
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