El amor estĂĄ intrĂnsecamente unido al dolor, en los primeros enamoramientos, de pequeños, ya se empieza a sufrir, se comienza a sentir dolor.
En primera instancia te enamoras locamente, con ese amor desproporcionado de un chico de 12 o 13 años de la primera chica de tu vida, es la primera vez que lo experimentas, y por supuesto es la primera vez que soportas la indiferencia de la joven, y el pavoneo junto a ese otro (desde entonces tu peor enemigo) por los pasillos del colegio.
Te enamoras una y otra vez, hasta que crees que la persona que tienes enfrente también estå enamorada de tà y tomas la determinación de formar una familia.
Los roces diarios con tu pareja te producen un dolor, que normalmente se suaviza con el amor y otras veces, sobre todo cuando el amor no es lo suficientemente fuerte, acaban con la separaciĂłn.
Después vienen los hijos...
¿Se puede amar a alguien mĂĄs que a un hijo o a una hija?
Pues asà mismo los hijos te producen un inmenso dolor, muchas, muchas veces; y todos sabéis a lo que me puedo referir con ese dolor, unos con mås intensidad y con mås frecuencia y otros mås levemente o en pocas ocasiones; pero doler, ineludiblemente que duelen; quizås sea lo que mås nos duela, nuestros hijos.
Pero ya, cuando el pabilo y la vela de nuestra existencia se va desgastando, y estĂĄ mĂĄs cerca el apagĂłn que la llama de luz, hay una relaciĂłn excepcional entre el amor y el dolor.
Cuando te haces mayor, y algunas veces todavĂa joven, el dolor llega a tu vida enmascarado por la enfermedad, por la traiciĂłn, por accidentes, o simplemente por el desgaste fĂsico o neuronal; entonces es cuando realmente debe de aparecer el amor; amor de hijos, para cuidar a sus antecesores enfermos o impedidos; amor por la pareja de cada uno, que cuida al impedido con todo el amor del mundo, amor por las personas que te rodean y que necesitan un cable que les ayude a mitigar su dolor.
Cuando realmente se valora lo que es el amor, es cuando viene acompañado del dolor, entonces es un AMOR con mayĂșsculas.
Y si no, como en otros muchos momentos de la vida,...
Solo quien te quiere de verdad comprende el dolor detrĂĄs de tu sonrisa, el amor detrĂĄs de tu rabia y las razones detrĂĄs de tu silencio.
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