Cuando pequeño, me enamoraban los desfiles militares, me encantaba la disciplina y el bien hacer de los que participaban en ellos, recuerdo que, muy pequeño, me sabía perfectamente los giros, el firmes, la alineación, etc.
Después el destino quiso que no fuera a la famosa y tan denostada "mili", pero siguieron gustándome los desfiles.
Me sorprenden en demasía los del ejército soviético (ahora ruso) y los del ejército chino, son una verdadera barbaridad.
Pero lo malo que tienen estos desfiles es que alguno de los soldados cambie el paso, y que se vea, no se que le pudiera pasar a ese pobre soldado o "soldada", uff.
Cambiar el paso siempre se nota, se ve desde lejos; cuando estás harto de hacer favores a todos, cuando te sacias de que se aprovechen de tu persona, cambias el paso, y seguramente te dirán:
- ¡Que "saborío" para una cosa que se le pide!
En ese momento, al igual que en el desfile, las miles de veces que el soldado no cambió el paso en otra infinidad de paradas, no se valoró, solo cuando se cambió.
Cuando te atiborras de tratar con educación a todos los y las que se cruzan en tu camino y te devuelven indiferencia, cuando vas a una ventanilla y solicitas las cosas con cortesía y te contestan con desidia y malas maneras, cuando pides lo que realmente te corresponde con cortesía y jamás te hacen caso, cuando esperas más de cincuenta minutos en un bar de comida rápida para almorzar y por prudencia te callas la boca y esperas, y esperas...
Pues todo eso se termina cuando decides cambiar el paso.
Pues todo eso se termina cuando decides cambiar el paso.
Va a ser necesario cambiar, de vez en cuando, el paso en nuestra vida; ya está bien que se aprovechen de los mansos/as. de los buenos/as, de los educados/as; habrá que denunciar, poner hojas de reclamación, eludir a los aprovechados/as, y mil etcéteras más; veréis como así adquiriremos algo de respeto, del que andamos demasiado escasos. Va a haber que intentarlo, que lo podamos hacer es harina de otro costal.
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