La tradición nos empuja a felicitar a todo el mundo mundial en las Navidades y en el Nuevo Año; la tradición nos dice que debemos desear: paz, felicidad, buenas cosas y amor a todos y a todas; la tradición nos aboca desde hace poco a colapsar las redes sociales, wasshapp, facebook, instagram, sms, etc., de fotos, vídeos, gifs, y palabras de felicitación, la mayoría hechas de cartón piedra.
Así como, la totalidad de las casas y construcciones del Belén Viviente de Sanlúcar la Mayor, que están hechas de cartón piedra, son efímeras en el transcurso del tiempo, y no se vuelven a reconstruir hasta muy cerca de las navidades del próximo año; así son las felicitaciones que nos enviamos en estos días: efímeras, de cartón piedra, de quita y pon, y muchas veces simplemente de humo; y en ocasiones de humo negro, porque se felicita a personas que literalmente no podemos ni ver.
Hace mucho tiempo dije: que la Iglesia Católica es "culpable" de que los que rezamos asiduamente el Padre Nuestro, pequemos con frecuencia contra el octavo mandamiento, y me explico...
"Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden"...
Eso será, o "seró"; más bien debería decir:
"Perdona nuestras ofensas como nosotros intentamos perdonar a los que nos ofenden u ofendieron."
Sería más realista y no nos haría mentir tan a menudo.
Pues lo mismo pasa con las felicitaciones de Navidad y de Año Nuevo, muchas están inoculadas con el virus de la mentira y la falacia, porque a muchos/as seguramente les desearemos durante 364 días del año otra cosa muy diferente a lo que ponemos en nuestros mensajes.
En fin, diga yo lo que diga, sea lo que sea, y hagamos lo que hagamos, el o la que lo haga de verdad, que lo haga; y el que no, también; a ver si así cambian un poco y mantenemos la tradición durante estos días por lo menos.
Por ello...
¡FELIZ NAVIDAD Y BUEN AÑO 2020!
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