No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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24 diciembre 2019

EL LÁPIZ Y LA GOMA.

El otro día recordaba ese lápiz que teníamos de pequeños al que se le humedecía la punta con la saliva y escribía en morado, cuando seco escribía en negro (o gris oscuro, vale), se le llamaba el lápiz tinta.
Al grafito se empezó a añadirle arcilla para endurecer las puntas, y eso dio lugar a la graduación de la dureza de los lápices; así mismo, sobre los años 50 a esa arcilla se le añadía un tinte, y era lo que conseguía que el lápiz al mojarlo escribiera como una pluma, evitando así los engorrosos tinteros en los pupitres.
Posteriormente llegó el lápiz con la goma de borrar incorporada...
El treinta de marzo de 1850 Hymen Lipman recibió la primera patente por pegar un borrador al extremo de un lápiz; en 1862 Lipman vendió su patente a Joseph Reckendorfer por 100.000 dólares, que a su vez se destinaron a demandar al fabricante Faber por infracción.
En 1875, el tribunal supremo de los Estados Unidos dictaminó contra Reckendorfer declarando la patente como inválida.
En el amor, en las relaciones de pareja, en la amistad, también se utiliza, o se debería utilizar el lápiz con goma de borrar incorporada; como se determina por su fisionomía tiene dos funciones, escribir y borrar, borrar y escribir, que al fin y a la postre es lo que todos necesitamos, algunas veces que nos escriban y otras, que nos borren lo mal escrito; lápices y gomas, gomas y lápices...
"Más si no puedes ser el lápiz perfecto para escribir la felicidad de alguien, sé la goma de borrar que elimine sus tristezas.

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