Hace nada más que un suspiro que se nos ha dado una ficticia libertad para movernos por aquí o por allá, y ya han empezado de nuevo los rebrotes.
Las noticias son aterradoras, como todas las noticias que nos meten con calzador por la prensa, por la radio y por la televisión.
Gente apelotonada en los bares, "botellonas" desarticuladas por los miembros de las FF.AA.; alcaldes con un poco de alcohol encima, celebrando el nuevo estado, bailando bajo la lluvia y abrazándose a todo el mundo; inmigrantes que infectan a los miembros de la Cruz Roja, etc., etc.,etc.
Y yo ahora me pregunto:
¿Si esto se desmadra y el gobierno tiene que dar marcha atrás y volvernos a recluir, porque no somos lo suficientemente responsables para afrontar nuestros deberes como ciudadanos?
¿De quién va a ser la culpa que tengamos que volver a ver la vida desde un balcón? El que lo tenga.
¿Quién será el responsable de la ruina económica que se nos puede venir encima, mucho más enorme de la que ya tenemos?
Yo abogaría porque la persona que no cumpla las normas, y sea pillado, no ya que pague una multa, porque eso sería preferencia para los que tienen más dinero, sino que sea quien sea, venga de donde venga y tenga lo que tenga, que pague su imprudencia: limpiando hospitales, limpiando residencias de ancianos, trabajando en la morgue, repartiendo comida entre los necesitados; a ver si así se dan cuenta de donde han llegado, o han podido llegar sus conciudadanos por su dejadez e imprudencia.
¡Ay la culpabilidad!
Nadie es el culpable...
¡Ah, el gobierno!
¡Ah, la oposición!
¡Ah, tú!. ¡Ah él!
Lo que no va a cambiar nadie es la moraleja que se me ha acaba de ocurrir para este tema:
"La culpabilidad de unos no sentenciados, puede ser la sentencia para otros no culpables". (J.M. Bou)
Foto extraída de la página web: vivirsinplastico.com |
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