¡Me falta dinero para tantas cosas que quisiera tener o hacer!
No tengo para emanciparme, necesito un trabajo con un emolumento mejor.
Me gustaría desayunar todos los días en el bar de la esquina una tostada con jamón, zumo de naranja y café.
Necesitaría un Iphone 10, el mío tiene un par de años y no va todo lo rápido que yo quisiera.
Me falta un coche nuevo, de buena cilindrada y que gaste poco combustible.
Quisiera irme los fines de semana a la playa, o a la sierra, para desconectar del ruido de la vida cotidiana.
¡Que bien me vendría un ordenador nuevo, más rápido y con más resolución!
Yo quisiera pasar unos días este verano en la playa.
Me gustaría salir por la noche a tomar cervecitas con tapa, pero joder...
¡Qué me gusta la ropa de marca, unos buenos trajes de flamenca para la Feria!
Quisiera ir al Rocío en carriola, tener allí una casa donde pasar la romería, ¡Ofú! Pero...
Me quejo porque quisiera tener una magnífica pensión para disfrutar de los últimos años de mi vida.
No me importaría cambiar la cocina, la de casa ya está bastante "viejecilla".
Tengo que llamar a un pintor para que me pinte la vivienda, por dentro y por fuera, quizás la cambie de color, por variar.
Con dos hijos que tengo me gustaría que tuvieran de todo, Play, ordenador, buenos móviles, un coche, etc.
Todos estos son deseos que se tienen, quejas que se producen por la falta de estas cosas, todos deseamos de todo, todos queremos lo mejor de todo; pero para todas estas cosas se necesita dinero, y a veces mucho dinero.
Y entonces, no tengo más remedio que remitirme a un proverbio judío de hace más de 3000 años:
"Todos nos quejamos por la falta de dinero, pero nadie lo hace por la falta de inteligencia".
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Imagen extraída de la página: muyinteresante.com. |
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