No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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02 junio 2020

ESPARADRAPO.


La palabra de hoy es un préstamo del italiano antiguo del siglo XIV "sparadrapum"; este vocablo está formado por dos en sí: "sparare" (rajar o partir por la mitad), y "drappo" (paño, tela), de ahí viene lo de trapo; y eso nos lleva a lo que en realidad es el esparadrapo: tiras de tela.
Lo de pegar por una cara seguramente que vendría después, con el paso del tiempo y de la evolución de la medicina hasta como lo conocemos hoy en día.
Esparadrapos los hay de varios tamaños y texturas, pero el bueno, el que deberíamos poner muchas veces en la boca de tanta gente, incluida la nuestra, es el amplio, ese que tiene como cuatro dedos de ancho.
Muchas veces nos arrepentimos de no haber tenido puesta una de estas telas, bien encolada, en la boca, porque decimos cosas que no son necesarias, que pueden doler, que pueden hacer daño, o que no son ciertas; pero lo peor que nos pasa es que no le podemos poner a muchos y a muchas esa cinta pegada, de oreja a oreja, como si fuera una mascarilla, pero que les impidiera hablar.
¡Cuánta serie de sandeces al cabo del día!
¡Cuántas mentiras!
¡Cuántos cuentos para hacernos comulgar con ruegas de molino! Ya ni se comulga con una hostia normal... imaginaros con una rueda de molino.
Los reporteros deberían de llevar un rollo de esparadrapo al cinto, en vez de una bolsa para el micrófono, para tapar bocas indecentes; los directores de algunos programas de televisión también deberían usar ese tipo de tela a tiras encolada para evitar esas burradas paridas por muchos de los presentadores y contertulios, y en muchos sitios públicos, al lado del micro un buen rollo de esparadrapo.
"Antes de mentir, trolear, burrear, vocear, soltar animaladas, hacer daño con tus palabras, faltar al vecino, al compañero, al padre, a la madre, al hijo, al compañero, o airear mil sucios trapos... ¡Adhiere a tu boca un poco de esparadrapo!" (Esta es mía, de ahora mismo).
Lo peor de todo, es que cuando debes de contestar contundentemente a alguien, pareciera que tuvieras puesto el maldito esparadrapo, y solo después de pasar el momento, se te ocurre qué deberías haber dicho.
Ayyy, las oportunidades que se van.



Foto tomada de la página: sumevi.com

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