¿En cuantas ocasiones hemos tenido que callar porque decirle las cuatro verdades a algún cliente, o a nuestro mismo jefe, podría poner en peligro nuestro puesto de trabajo?
¿En cuantas oportunidades has hecho oído sordo a lo que te ha dicho, posiblemente en un momento de discusión, tu pareja, para evitar males mayores; o has tragado sapos bien cebados con engaños por la continuidad de la relación?
¿En cuantas situaciones has omitido culpar a tus hijos de desidia, malos modos, o dejadez por el buen funcionamiento de la unidad familiar?
¿En cuantas ocasiones has tenido que morderte la lengua ante injusticias flagrantes que te han dañado en demasía?
¿En cuantas ocasiones has tenido que morderte la lengua ante injusticias flagrantes que te han dañado en demasía?
¿En cuantos momentos no has tenido el arrebato de decirle en su cara a cualquiera, que es un: chorizo, un cara dura, un imbécil, un maleducado, un vaina, o mucho peor, que es malo?
¿Cuantas veces has pasado por alto las injusticias de esta sociedad, por desidia, por miedo, por desconocimiento o por temor a perder tu posición?
¿En cuantos lances de la vida te has encontrado en una situación en la que tendrías que haber actuado y has mirado para otro lado?
¿Cuantos trances ha habido con compañeros, catalogados de "vaguillos", en los que has hecho sin rechistar una parte de su trabajo por el buen funcionamiento de la empresa o la oficina?
¿Cuantos ratos mirando a otro lado para evitar sufrir observando miradas destempladas?
¿En cuantas oportunidades has vuelto la cabeza para que no te vean los ojos llenos de lágrimas; de dolor, de pena o, también por qué no, de rabia?
En homenaje a mi nuevo sobrino-nieto Dylan...
"Cuantas veces puede un hombre volver la cabeza y fingir que no ve. La respuesta mi amigo está flotando en el viento. (Bob Dylan)
Foto extraída de la página: pagina12.com |
No hay comentarios:
Publicar un comentario