No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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23 enero 2021

LA ESCALERA DE TIJERA.

Nada mĂĄs abrir los ojos no lo notas, no eres consciente de ello, pero en el momento que adquieres un poco de consciencia, cuando te vas dando cuenta de las cosas, te despiertas en una escalera de tijera, cĂłmo no, en el escalĂłn de abajo.
Si miras por encima de ti, en otros escalones, cerca de.. (como diría mi añorado compadre Juanjo) la parte por donde dobla, cerquita de arriba, encuentras a tu padre, las suelas de los zapatos estån un poco gastadas de tanto subir escalones; y desde el momento que ves esa cima, estås deseando llegar a ella. Cumplir los 18 años sacar el carnet de conducir, votar, etc., etc.
Poco a poco vas subiendo peldaños que continuamente te van enseñando; tu padre desde la parte por donde va, te advierte desde arriba:
-Niño, ten cuidado con el escalón 25 que resbala, el 35 estå roto y te puedes hacer daño, y 40 es muy difícil de subir.
Pero tĂș, con tu prepotencia juvenil, le dices que no pasa nada, que no tenga tanto miedo, que Ă©l estĂĄ fuerte y es joven y no pasarĂĄ nada, hasta que ¡zas! pasa.
Sigues hacia arriba, con tropezones mĂĄs o menos grandes, mĂĄs o menos dolorosos, y hay algunos que tienen hasta la desgracia de caerse de la escalera para siempre. 
Llega un momento en el que ves la meseta de arriba cerca de tus manos, después de subir casi 40 escalones estås a punto de llegar a la cima, tu padre ya no estå, ha desaparecido por la otra parte de atrås de la escalera y baja progresivamente hasta perderlo de vista.
Entre escalones, conforme subes, lo ves bajar, ya no es el Ă­dolo que admirabas: alto, fuerte, jovial; se estĂĄ deteriorando poco a poco, mientras mĂĄs subes tĂș mĂĄs deteriorado se le ve a el.
Algunos llegaron arriba y miraron buscando a su padre, pero Ă©ste habĂ­a caĂ­do ya al vacĂ­o, otros lo veĂ­an bajar con dificultad los Ășltimos escalones de su vida, que seguĂ­a sin estar exenta de sufrimiento.
Al llegar arriba, miras hacia abajo, y observas a tu hijo que sube la escalera desaforadamente, con ansias de llegar, y tĂș, ya has llegado y empiezas a bajar.
Y miras entre escalones, cuando bajas cuidadosamente para evitar una caĂ­da, y lo ves joven, fuerte, y comprendes que es tu reflejo de cuando tenĂ­as su misma edad, con las mismas virtudes y los mismos defectos.
SubirĂĄs mirando hacia arriba a tu padre, en un momento te lo encontrarĂĄs cara a cara, siempre tĂș subiendo y Ă©l bajando, y al final, se perderĂĄ en las profundidades cuando termine de bajar su parte de la escalera de tijera, si no tiene la mala suerte de caerse antes.
"Todos tenemos que subir y bajar los mismos peldaños, todos tropezaremos en alguno (subiendo y bajando), pero la Ășnica verdad es que el que sube debe fijarse bien en el que baja, porque serĂĄ su destino; y el que baja observar detenidamente al que sube, porque tiene la misma pinta que Ă©l cuando subĂ­a".
No hay mĂĄs, empezamos a subir, subir, subir, y llega un momento que la vida se torna en descenso, y entonces comenzamos a bajar y ya no paramos, eso si no te caes antes.

Foto extraĂ­da de la pĂĄgina: xtrememarkt.com



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