Como bien estudiåbamos hace tiempo en las clases de religión, asignatura obligada en aquel entonces en el colegio, y mås en el que yo estudié de los Hermanos Maristas, los pecados capitales son siete.
Todos estos pecados hacen referencia, en una gran medida, a actitudes de nosotros frente a los demĂĄs, porque, ademĂĄs de ser malas sensaciones, la mayorĂa de estas hacen daño al de al lado.
Para el que no quiera llamarlos pecados, los podrĂamos llamar malos comportamientos, o putadas ¿no?
¿O no es una putada para el que estĂ© a tu lado que te comportes soberbiamente?
¿QuizĂĄs no es una putada que tengas un avaro al lado que rapiñe con todo lo que te pueda quitar para su propio beneficio?
¿No es perverso el que se dedica a abusar de mujeres y pequeños lascivamente? Es una putada.
¿Puede ser una putada el que se comporta iracundamente destrozando cosas e incluso a personas?
¿SerĂa una verdadera putada aquĂ©l o aquella que pasa toda su existencia deseando lo que tienen o poseen los demĂĄs, aunque no tenga derecho a ello?
¿Es o no es una putada el o la que vive continuamente a costa de sus padres, o incluso de los abuelos, sin hacer el huevo, e incluso haciĂ©ndoles la vida imposible?
¿Es una putada comerse todo lo habido y por haber dejando en la indigencia a mucha gente?
Podemos tacharlos de pecados, de putadas, de cabronadas, como bien queramos, pero lo cierto es que cada vez mĂĄs, cada dĂa que pasa, estos lunares negros que antaño se estudiaban en la escuela como pecados, hoy en dĂa estĂĄn llegando a enturbiar progresivamente a nuestra convivencia.
Cada vez son mĂĄs intensos, a cada rato mĂĄs poderosos, no se ni siquiera si en algĂșn momento acabaran por tragarse al mundo.
Hay por ahà un ejemplo comparativo de los pecados capitales y algunos animales, si bien es solo una simple anécdota, el animal humano es mucho, mucho peor...
La soberbia del pavo real, la lujuria de la cabra (no se me viene a la cabeza el por qué), la gula del cerdo, la pereza del caracol, la ira del león, la envidia de la serpiente y la avaricia del sapo.
"Nada que ver las comparaciones de otros animales con la realidad de nosotros mismos, como siempre."
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