El såbado estuve cenando con mi amigo Agu antes de la doble boda a la que asistimos; y eståbamos charlando de todo: del trabajo (hemos sido compañeros muchos años), de los amigos (que también lo somos) y de la familia, que ambos tenemos.
Ya somos creciditos, bueno el no tanto (perdĂłn por la broma amigo), quiero decir que ya somos mayores y eso conlleva varias cosas, a saber:
Primero, que cuando hablamos de personas mayores ya nos referimos a los que calzan de 75 años para arriba; llegarĂĄ un dĂa que nos tendremos que referir a nosotros como mayores ¿no?; hace no mĂĄs de cuarenta o cincuenta años con nuestra edad ya Ă©ramos viejos.
Segundo, conforme vas acumulando años, acumulas muchas experiencias, y lo mejor de todo es que la memoria selectiva que tiene nuestro cerebro, difumina los momentos dolorosos para anegarlos en el olvido y siempre mantiene viva la llama de las buenas cosas que te han pasado, las cuales siempre recuerdas.
Y lo tercero y mĂĄs importante, que era lo que me comentaba AgustĂn cenando es que:
Uno de los problemas mĂĄs importantes de ser mayor es, sobre todo, que se acuerda uno de muchas putadas; y cuanto mĂĄs mayor va siendo, mĂĄs putadas recuerda. Pero de todas formas, hay que tener en cuenta que somos seres humanos y, que, como tales, tenemos algo que ningĂșn otro animal posee, la capacidad de olvidar.
Todo esto hasta que en un suspiro, se pierde la memoria, o mismamente se colapsa.
Y por desgracia es cuando solo se aviene uno a vivir en paz.
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