Esta palabra proviene del latín "purus" y esta a su vez del griego "πυρος" (piros=fuego). Por eso a los que meten fuego se les llama "pirómanos". De ahí que el sentido fundamental y primero lo indique el primitivo sacrificio en el fuego.
Por ello la palabra "pureza" lleva intrínseco el sentido de la limpieza y renovación del acto del sacrificio.
Ah, y respecto al sacrificio renovador a través del fuego es un error suponer que tal práctica proviene de los ritos inquisitoriales de la iglesia católica; el sentido purificador del fuego tiene un sentido mucho más antiguo.
Véase los ritos fúnebres de la india.
Y otro sentido, o más bien el mismo, es el que le da mi amigo y compañero Claudio a esta palabra cuando enciende un puro.
Pues al final un puro es fuego y con ese fuego rompe la monotonía del día a día, los malos pensamientos, los dolores, las penas, los sinsabores; y relaciona el fuego de purificación del puro con el goce, el placer, la tranquilidad, el deleite, y por qué no, con una buena copa de vermú.
Por eso no es bueno "a-purarse" o "a-puraros" por nada, no parecer que lleva uno fuego en el trasero arreándolo constantemente.
Y sí apurarse con un buen habano que te relaje y te haga disfrutar. (Pero sólo uno eh)
No hay comentarios:
Publicar un comentario