El otro dĂa estuve viendo un reportaje de una fĂĄbrica de ladrillos en el actual Egipto.
El trabajo es Ămprobo y en esa fĂĄbrica de ladrillos de adobe con una plantilla de veinte personas la producciĂłn era de unos dos mil ladrillos diarios.
Se hacĂa el adobe con agua, tierra y paja, y se pisaba igual que antiguamente se hacĂa con la uva en el lagar; me acuerdo de la taberna que habĂa al lado de mi casa "el Kiko" donde se hacĂa vino cada año.
DespuĂ©s tenĂan que poner, a mano, ese barro con paja en el molde, y dejarlo secar, mĂĄs tarde una vez endurecido, recogerlos y ordenarlos.
Un labor, seguramente poco pagada y muy trabajada.
Pues por aquĂ, por estos lares, por el "mundo occidental", el que mĂĄs duramente trabaja, seguramente sea el que menos cobra. De acuerdo que para obtener un puesto de trabajo bueno hay que estudiar, y eso tambiĂ©n es trabajo; de acuerdo que el que no arriesga en un negocio difĂcilmente tendrĂĄ beneficios, pero siempre recordarĂ© una frase...
Como dijo un compañero, ya mayor, cuando cambiamos la forma de gobierno:
"En España, el que trabaja, es que no sirve para otra cosa"
(Don Manuel GarcĂa Rivas, dixit)
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