Con el paso de los años aprendes a hablar menos y a escuchar más.
Con el paso de los años tienes menos fuerza pero desarrollas más inteligencia.
Con el paso de los años normalmente aparecen más dolores y más enfermedades y aprendes a convivir con ello.
Con el paso de los años no aguantas muchas gilipolleces porque tu tiempo ahora es realmente oro.
Con el paso de los años aprendes a soportar las putadas, incluso cuando vienen de gentes a las que quieres, y aprendes a tragar y a seguir adelante.
Con el paso de los años aprendes a no reírles las gracias a los que no la tienen y a divertirte con cualquier tontería que se pose delante tuya.
Con el paso de los años tienes más capacidad para darte cuenta de cuando te van a engañar, pero bueno, dices, peor para ellos.
Con el paso de los años quieres vivir hasta el más ínfimo de los segundos (sobre todo cuando les ves las orejas al lobo alguna vez), pero te das cuenta que cada vez te quedan menos de esos segundos.
Con el paso de los años aprendes tantas cosas, pero lo malo es que cuando crees que ya has aprendido tanto, ¡Zas! Te mueres. Y a otra cosa mariposa.
Quizás haya que aprender antes, o aplicar pronto lo que aprendas.
Como decía la canción: Quizás, quizás, quizas.
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