ESCORIA.

¿Cuántas veces hemos escuchado, ¡Escoria, eres una escoria!, refiriéndose a una mala persona,  a un ser vil y pernicioso?

Pues nada más lejos de lo que en realidad significa.

Escoria viene, cómo no, del latín "scoria" y ésta a su vez del griego "σκωρία" (skoría) con el mismo significado que tiene en castellano.

En el crisol (vaso donde se funde el metal en los hornos metalúrgicos) cuando se está realizando la fundición, por la superficie aparece una sustancia vítrea, formada por las impurezas del metal, que flota sobre el metal fundido.

Eso es ni más ni menos que la escoria.

La RAE también indica una segunda acepción: Residuo esponjoso que queda tras la combustión del carbón.

Pero, indique lo que indique la Real Academia de la Lengua, el mundo, mientras sea mundo, seguirá lleno de escoria, pero de escoria de la mala.

También se podría utilizar el sistema de los altos hornos...

Se extrae la escoria por absorción, dejando el metal fundido libre de toda impureza, puro y limpio.

La escoria se utiliza para pavimentar y para fortalecer las paredes inclinadas de los rompeolas para frenar su ataque.

Pues a esos y esas escorias (las humanas), a los no determinados por la RAE, los podríamos extraer de la sociedad para purificarla y utilizarlos o utilizarlas para pavimentar y hacer carreteras, o para construir muros que paren el empuje de las olas.

Seguro que nos iría mejor.

Foto de mi amiga Juani Mora.