Algunas veces pienso tantas cosas, que probablemente me exceda, a esa conclusiĂłn podrĂa llegar si hiciera un leve balance de donde, cĂłmo, cuando, en quĂ© y de quĂ© vivimos.
El calentamiento global, las balsas ingentes de plĂĄstico que flotan en los mares, los daños de los conservantes y colorantes, el engorde ilegal de animales para comer; ¿a dĂłnde van muchos de los donativos que damos para personas que no tienen?, ¿quĂ© se cuece en las entrañas de la polĂtica, en el poder?; ¿cuĂĄnto armamento tiene aquel o aquel otro, y quiĂ©n se lo suministra?, ¿porquĂ© inmigran tantas personas?, ¿quĂ© o quiĂ©n estĂĄ detrĂĄs de las guerras que hacen sufrir a tanta gente?; ¿quiĂ©n fabrica o vende tantas armas?; ¿a dĂłnde va el dinero de nuestros impuestos?, ¿quĂ© hacen con nuestro dinero los bancos?; ¿Y las medicinas?, ¡Por Dios cuĂĄntas cosas!
PodrĂa seguir lĂneas y lĂneas de preguntas como esta, cada uno seguro que podrĂa añadir cientos de ellas, pero todas nos llevan al mismo sitio, todas las preguntas, todas las inquietudes de las que no obtengamos respuesta, lo que nos crean es zozobra, temor, inseguridad, y algunas veces, miedo y pavor.
¿Os acordĂĄis cuando a algunas personas se le ocultaba la enfermedad letal que padecĂan para que no tuvieran miedo al sufrimiento o a la muerte?
Pues eso.
¿Os acordĂĄis cuando a algunas personas se le ocultaba la enfermedad letal que padecĂan para que no tuvieran miedo al sufrimiento o a la muerte?
Pues eso.
Por ello me atrevo a asegurar, que el ignorante es el que se siente mĂĄs seguro, y el que puede realizar actos de valentĂa descabezada.
La ignorancia te acerca a la seguridad.
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