Recuerdo un dĂa un reportaje sobre el piloto de rallyes Carlos Sainz en el que se le grababa a Ă©l y a su copiloto Luis Moya (Luis RodrĂguez Moya) durante el recorrido de una etapa.
Era especial la voz de Luis, con su libreta en mano, leyendo sus apuntes a Carlos, y sobre todo cuando llegaba a una curva que tenĂa que coger derrapando para seguir en lĂnea a la salida de la ese.
DecĂa mĂĄs o menos:
-Veinticinco, treinta y dos a rassss.
-Cuarenta cincuenta y cuatro a rasss.
Ese "A ras" se hizo muy popular, tan popular que cuando Ăbamos en un coche y el conductor cogĂa una curva demasiado cerrada, decĂamos a voz llena: "A ras".
El otro dĂa, camino de mi rehabilitaciĂłn en el hospital, estuve a punto de decirle al chĂłfer del autobĂșs:
-¡A rasss!
¡QuĂ© forma de coger las curvas!, ¡Frenazo!, ¡Otra curva!, "¡Un arrancĂłn!".
En fin, todo un recorrido de etapa de rally, supongo que debido a la necesidad de cubrir un horario determinado sin llegar tarde a la Ășltima parada.
Después del tramo de "a ras" y como iba "adelantadillo", en un par de paradas tuvo la gentileza que no tienen otros conductores, por lo menos que no han tenido nunca conmigo; abrió dos veces la puerta para que se introdujera uno o dos pasajeros, ya que las paradas estån al lado de un semåforo, y estaba en rojo.
Gracias señor, por evitar a tres personas mayores, tener que aguantar el calor enorme que nos abrasa a la una de la tarde, cinco o diez minutos en la parada, a que llegara otro bus.
¡Gracias por su gentileza, "a rassss"!.
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