No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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04 julio 2019

UNANIMIDAD.

En mi caseta de feria tenemos una costumbre desde hace más de veintiocho años, conceder nuestra insignia de oro a personas e instituciones que hagan algo importante por nuestra ciudad.
En las reuniones para el nombramiento anual, casi nunca ha habido unanimidad en el conjunto de socios para la concesión de nuestro "pin" dorado.
No hay unanimidad en condenar la violencia, ni unanimidad en el respeto a las inclinaciones sexuales de cada una de las personas, tampoco en como regir un mundo, un continente, un país, una comunidad, o un ayuntamiento, mínima expresión de gobierno público a nivel mundial.
Es muy difícil encontrar la unanimidad en cualquiera de los avatares de nuestra vida, es casi imposible que en alguna reunión, decisiva para algo, hay unanimidad.
Pero como en toda regla, las discrepancias usuales del día a día, tienen una gran excepción:
"La reunión para subirse el sueldo en algunos ayuntamientos".
Muchos de los plenos reunidos, y en esta cita y en el orden del día, tuvieron a bien subirse el sueldo por unanimidad; desde el 3,50% de unos, hasta el 40% de otros.
Nos imaginamos una empresa en la que todos los trabajadores se reúnen en un pleno extraordinario y como único punto del orden del día, deciden subirse el sueldo un tanto por ciento elevado.
¿Qué dirían los jefes o propietarios de la empresa?
Los jefes, tendrían la posibilidad de despedir a los empleados.
Pero a estos otros...
¿Quién los despide?
Y de la reforma laboral ni hablamos.

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