No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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19 julio 2019

SOR MARÍA VICTORIA.

Mi primera maestra fue una monja, severa pero dulce, de rasgos duros, pero agradables, hace tanto tiempo…
Una monja salesiana, de la “Pía societas Sant Francisci Salesii” fundada por Don Bosco en 1859, en resumen, los salesianos y salesianas, que desde el principio de la “societas” ya tenían diferenciación de géneros.
Siempre, en toda mi vida de joven, incluso después en la madurez, cuando fui a visitarla ya de mayor a la residencia donde estaba, perpetuamente la llamé Sor María; en mi casa, mis padres también la llamaban Sor María Victoria, y todas las componentes de la casa Salesiana eran “sor”.
Y siempre me pregunté por qué se le ponía el “sor” delante del nombre.
Esa duda quedó zanjada viendo la actuación de Sor Cristina Scuccia en la versión italiana de la Voz.
Esta monja, que canta como Cindy Lauper, y que defiende la canción como medio de comunicación con Dios, hizo su aparición en el programa, dejando a todos estupefactos cuando se dieron la vuelta.
Estaba viendo la actuación con subtítulos añadidos, y cuando la afamada Rafaella Carrá se dio la vuelta, y vio a la monja, gritó:
-¿Sorella?
Lo tradujeron como “hermana”.
Y entonces comprendí que “sor” era la abreviación  de “sorella” por lo que mi admirada Sor María Victoria pasó a llamarse para mí: Hermana María Victoria.
Lo cierto y verdad es que sor o hermana, ella fue una persona que marcó mi vida para siempre, y esto solo ha sido un guiño a su existencia.
En las irlandesas, se les llama madre (Mother Mary Joseph) que también conocí hace muchos, muchos años.



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