No se si habréis pasado por la incertidumbre del ahora sí, pues ahora no.
Y esa cara de gilipollas que se te queda cuando descubres que la persona con la que tratas: tu pareja, tu jefe, tu amigo, tus hijos, tus padres, tus gobernantes, dicen muy lentamente y disfrutando...
-Me lo tengo que pensar.
-No se si te quiero o no, me lo tengo que pensar; después de treinta años juntos.
-Después de más de diez años trabajando para mi, no se si estás capacitado para un puesto superior.
-Desconozco si tras trabajar en más de ocho obras conmigo, sin ningún problema, y si los ha habido, los superaste rápidamente, tendrás capacidad para hacerme esta que tengo ahora entre manos.
-Quizá no pueda cuidarte ahora que estás enfermo o enferma, tengo mucho trabajo, los niños, mi pareja, no se, me lo pensaré...
-No se si voy a poder pagarte esos estudios que necesitas para tu desarrollo, tenemos tantos gastos en casa: ropa, recibos, coches, vacaciones, diversión, ya sabes...
Todas estas situaciones, y miles de ellas más, se nos presentan día a día en nuestro devenir por estos mundos de Dios.
Todas estas decisiones incluyen una jugada muy dolorosa para el que las recibe, más dolorosa incluso, que unas "cachitas" (o túnel) en el mundo del fútbol.
En todos estos días de pandemia, de reclusión, de dolor, de incertidumbre, de prevención, de sacrificio ha habido, hay y habrá insanos, malnacidos que jugaron, juegan y jugarán con nuestros sentimientos; desde el más alto al más bajo, desde el que tiene más poder al que no manda ni cuando está en el baño; gentuza, que no ha tenido más hobby en estos tiempos de internamiento, que jugar con nuestros sentimientos.
Pues a todos y a todas, voy a ser en este momento inclusivo, les viene al pelo esta sentencia:
"Jamás juegues con los sentimientos de las personas, porque nunca supiste qué hacer con los tuyos".
![]() |
Foto tomada de la página: psicologia-online.com |
No hay comentarios:
Publicar un comentario