Ahora que ya ha pasado el
cuarenta de Mayo, abriendo las puertas al estío; anoche, hablé un buen rato con una
buena amiga, y se acordó de cosas que
hacíamos los domingos de verano, yo me acordé de otras y cuando tienes la
oportunidad de echar la vista atrás, te parece increíble que eso hubiera
sucedido como sucedió, se me antoja, que el tiempo pasa, y las costumbres
cambian.
Me hizo recordar, los domingos en
la playa del Guadiamar, mucho antes del tan traído y llevado “corredor
verde”; playa, a la que íbamos de
pequeños con nuestra familia, muchos de los habitantes de esta ciudad. Nuestra
madre, (al igual que para la Feria), preparaba: tortilla de patatas, filetes
empanados, la sandía; y nos íbamos a echar el domingo al río. Sombrajo del
Sopita, (donde se alimentaban los mosquitos de toda la marisma), los
marcelinos, etc., etc. Recuerdos que se llevó la corriente del río hasta
nuestra homónima de Barrameda. No se me olvidará jamás, el día que bajamos en
un 600 que compró mi padre, y que, para subir la cuesta de las Doblas, tuvo que
repostar tres veces, agua para el radiador; porque el coche echaba más humo por
el radiador, que por el tubo de escape.
Y siguiendo con los domingos de
verano; algunos que disponían de coche o si no, en autobús, viajaban a echar el
día a Matalascañas, o al Loro, o a Mazagón.
Mi tío Manolo, que tenía un Simca 900, metió un día en el coche a nueve
o diez; a saber: Mis tíos, mis padres, tres primos míos y nosotros tres; anda
que no. Y llegamos a la playa, y se pusieron las sombrillas, y las sábanas, y
las mesas y los banquitos, y se echó el domingo fuera.
Estas, eran formas de pasar, un
domingo de verano. Hoy en día, hay muchas más formas, hay más diversiones, más
entretenimiento, más coches……, pero bueno, también aquellos tiempos fueron
buenos. Esos tiempos, como todos los tiempos, se los llevaron: el viento de la
marisma, las corrientes del rio y las
olas del mar.
Foto de mi amiga Isabel Rodriguez Camacho. |
Recuerdos....(de 1981)
ResponderEliminarPerduraran en el recuerdo
los días más gratos,
no haciéndose al olvido.
Y aun, sabiendo, que ya
más no volverán...
pena, no siento al recordar.