Todos hemos estudiado cuando
pequeños, el origen de la humanidad, según el Antiguo Testamento.
Todos dábamos por cierto, que la
creación del ser humano a imagen y
semejanza de Dios, pasó tal y como se describe en el Génesis.
La ciencia, como bien sabemos, ha
echado por tierra ese pasaje de la Biblia, determinando un proceso evolutivo,
como forma de llegar al hombre, o a la mujer actuales.
El ser humano, al fin y a la
postre, nació del barro, ya que echando la vista atrás en el proceso evolutivo,
el principio es agua, tierra y bacterias.
Además, me atrevería a asegurar,
que los humanos, seguimos siendo barro. Somos una figura moldeable desde la
infancia; desde el mismo momento en que nacemos, nos van moldeando nuestra
vida; padres, educadores, amigos, parejas, hijos, compañeros de trabajo,
televisión, radio, libros, música, políticos, prensa, religiones, etc. etc.
Y somos barro sin cocer, porque
todo, todo el tiempo que estamos en este mundo, estamos siendo moldelados constantemente.
Si hubiéramos nacido,
genéticamente iguales, pero en otra familia, en otro país, con otras gentes
alrededor, estoy convencido que el tallado hubiera sido totalmente distinto.
Por tanto, se puede decir, no
sólo que la humanidad procede del barro, sino que es tan moldeable como el
mismo barro.
Por eso cuando morimos, nos
convertimos en polvo.
Así mismo, somos alfareros de los
que nos rodean, modelando en los demás, parte de su comportamiento, a expensas
del nuestro; intentando hacer personas a nuestra imagen y semejanza, como si en
algún momento de nuestra vida nos creyéramos dioses….
Os deseo, eso sí, que modeléis
vuestros sueños, y si es posible, sopladles un poco de aire, para que se
conviertan en realidad.
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