Por desgracia, los
cumpleaños, las fiestas familiares, los aniversarios, con el paso del tiempo,
la mayoría, más que felicidad lo que traen es dolor, añoranza, tristeza por la
falta de personas que ya no están con nosotros.
Tiempo atrás, las
Navidades por ejemplo, (y me refiero sobre todo a los amigos/as de mi edad) eran
para la mayoría unas fechas felices, llenas de alegría, desinhibidas y con buenas intenciones; hoy en día, también
las celebramos, también tenemos buenas intenciones, pero ya para siempre con
ese rictus de nostalgia que se dibuja en tus labios cuando felicitas el año
nuevo.
Lo mismo pasa con
los cumpleaños; cuando eres pequeño, eres muy feliz al cumplir años, porque
estás deseando ser mayor, y los años pasan tan despacio……
Hoy en día, pasan raudos
como el viento, y no quieres que pase el tiempo, y no quieres cumplir años,
pero se cumplen.
También es
doloroso, llegar a un aniversario, cuando lo que se celebró en esa fecha no
existe ya, por mor de las personas o por mor del destino, al final por mor de
la vida.
Las onomásticas
tienen este mismo tratamiento, también pueden ser tristes de recordar, aunque
sean reconfortantes, pero al fin y al cabo, si te recuerdan a alguien que no
está, tristes.
Por todo esto, y
como soy fan incondicional del sombrerero loco de la película de Walt Disney: Alicia en el país de las maravillas,(que tantas veces vi, cuando mis hijos eran
pequeños) a partir de hoy, sólo voy a celebrar al año, mis 364 días de
no-cumpleaños; y lo haré cuando mis ojos se abran al día, para celebrar que
tengo un día lleno de posibilidades por descubrir.
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