No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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11 junio 2013

VIRTUDES.

Hay que ver, lo antiguo que es el mundo, sobre todo, para nosotros los humanos, que lo mĂĄs que llegamos a perdurar en Ă©l;  son 70, 80, 90 o algunos años mĂĄs.
Hace casi 2500 años, o sea, aproximadamente 60 o 70 generaciones anteriores a nosotros, los griegos, determinaron unas virtudes, llamadas virtudes cardinales, que formaban a un ciudadano, Ăștil, relevante, y perfecto.
Esas virtudes no eran: ser virtuoso del balĂłn, ser virtuoso en los negocios, ser virtuoso en la bolsa, ser un virtuoso del violĂ­n, ser  un virtuoso polĂ­tico,  o un virtuoso de la guitarra, tampoco de los pinceles, no de la cocina.
La prudencia, que viene de ejercitar la razón en todo lo que se hace, la fortaleza, para ejercer las emociones, la templanza de dejar que la razón aplaque los deseos, y la justicia, que mantiene a los otras tres juntas, haciéndonos ecuånimes.
Sólo, si fuéramos capaces de aplicar estas virtudes, en nuestro día a día, seguro que modificaríamos el transcurso de nuestro vivir diario, y el de quien nos rodea.
Aplicando estas virtudes a nuestra vida cotidiana, tendrĂ­amos fe en el ser humano, esperanza en que puede haber un mundo mejor, y caridad con los necesitados, porque serĂ­amos justos.
Disfrutemos la virtud de ser justos, no justicieros. Prudentes, no temerosos. Fuertes, no avasalladores. Y justos, no arbitrarios.
Solo nos debemos permitir, ser virtuosos en los sueños, eso no debe ser malo; buenas noches y felices sueños.


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