Ištar o Ishtar era la diosa babilónica del amor y la belleza, de
la vida, de la fertilidad. Se asociaba principalmente con la sexualidad: su
culto implicaba la prostitución sagrada; la ciudad sagrada Uruk se llamaba
la "ciudad de las cortesanas sagradas", y ella misma fue la
"cortesana de los dioses". Ištar tenía muchos amantes; sin embargo,
como señala Guirand:
"¡Ay de aquel a quien había honrado Ištar, la diosa
caprichosa trataba a sus amantes de paso, y los infelices desgraciados solían pagar un alto precio por los favores amontonados en ellos. Los animales,
esclavizados por el amor, perdían su vigor nativo: cayeron en las trampas
colocadas por los hombres o fueron domesticados por ellos. '¡Tú has amado al
león, poderoso en fortaleza', dice el héroe Gilgameš a Ištar, 'y has cavado
pozos para él siete y siete! Has amado al corcel, orgulloso en la batalla, y le
has destinado el cabestro, el aguijón y el látigo'".
Incluso para los dioses el amor de Ištar fue fatal. En su
juventud la diosa había amado a Tammuz, dios de la
cosecha y, de acuerdo con la epopeya de Gilgamesh, este amor causó la
muerte de Tammuz.
Pues han aparecido en unas excavaciones hechas en Irak, en unos túneles en los que es difícil entrar por peligro de derrumbes, unos bajo relieves que han determinado los arqueólogos que corresponden a la diosa Ishtar y en la que esta diosa, debido al auge del cristianismo en este país, fue enterrada boca abajo, como castigo a la maldad de la susodicha diosa.
¡Vamos a tener que ir enterrando a mucha gente boca abajo, por Dios; porque malos, malas y males hay bastantes! ¡Ayyyy!
Diosa Ishtar. Foto extraída de la página: librosmaravillosos.com |
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