¡Jo, hoy hace veintinueve años papá!, veintinueve años que viste, de una vez por todas, cumplidos tus sueños, comprobaste que fui capaz de leer en público. Gracias abuela Encarna por rezar durante un año para que tuviera y tuvieras la oportunidad de vivir este momento.
En un principio fui a verla a su Capilla: ¡Madre de la Soledad, dame fuerzas! El día se tornó triste, tuvimos que despedir al que fue mi vecino, José Recio; después con muchos miedos, pues era una empresa muy difícil para un "no profesional", el Pregón de la Semana Santa de Sanlúcar la Mayor y que la Banda Nuestra Señora del Rosario entrara en el momento adecuado y tocara el tiempo justo, como así fue.
Un Pregón que fue in crescendo, en el que pude comprobar hasta qué punto de tensión y atención puede llegar una persona cuando se lo propone, y seguía subiendo. Cuando le tocó el turno a mi Cristo de la Humildad llegó el primer culmen. Tuve que relajarme un poco porque ya no se podía exaltar más; y de nuevo creciendo hasta aludir a mi Virgen de la Soledad, donde ascendí también cerquita del cielo.
Una pausa, un poco de música para dedicarle unas palabras a la banda, saludar a nazarenos, costaleros, a las madres, a los capataces, saeteros y despedir el Pregón con una oración y una despedida que ahora os detallo...
En un principio fui a verla a su Capilla: ¡Madre de la Soledad, dame fuerzas! El día se tornó triste, tuvimos que despedir al que fue mi vecino, José Recio; después con muchos miedos, pues era una empresa muy difícil para un "no profesional", el Pregón de la Semana Santa de Sanlúcar la Mayor y que la Banda Nuestra Señora del Rosario entrara en el momento adecuado y tocara el tiempo justo, como así fue.
Un Pregón que fue in crescendo, en el que pude comprobar hasta qué punto de tensión y atención puede llegar una persona cuando se lo propone, y seguía subiendo. Cuando le tocó el turno a mi Cristo de la Humildad llegó el primer culmen. Tuve que relajarme un poco porque ya no se podía exaltar más; y de nuevo creciendo hasta aludir a mi Virgen de la Soledad, donde ascendí también cerquita del cielo.
Una pausa, un poco de música para dedicarle unas palabras a la banda, saludar a nazarenos, costaleros, a las madres, a los capataces, saeteros y despedir el Pregón con una oración y una despedida que ahora os detallo...
Dios te salve: Rosario de la aurora, auxílianos Señora, María del Carmen, inúndanos con tu Rocío divino, para que nos llenemos de Paz, tú que fuiste la Encarnación de Jesús, Pura e Inmaculada Concepción, ten Piedad de nosotros, apacigua nuestros Dolores, aplaca nuestras Angustias, y no nos dejes en Soledad.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora, y en la hora de nuestra muerte…
¡Sanlúcar!
Abre ya los cerrojos de tu alma y planta en la esquina tu Cruz de Guía con sombras de tu Cristo de San Pedro.
Que tus blancos muros, sean túnicas de cal y tus tejados antifaces de barro con los que vistas de nazareno en tu inmensa procesión de Fe.
Que tus lágrimas sean cera iluminada, donde se refleje una canastilla dorada que porte; la bendición, el cautiverio, la oración, la humildad, el calvario, la cruz, la muerte y el descendimiento.
Que de tus gargantas manen sones musicales para aliviar su calvario.
¡Sanlúcar!
Que tu amor sea bandera sin pecado.
Que tus flores sean estandarte cofrade.
Que tus campos sean costal y tus corazones costaleros.
Que los rayos de tu sol, sean candelería para un trono de plata, para que con tu cielo azul por palio, mezan con arte…
A la comprensión, al refugio, a la intercesión, a la realeza divina, y al amor.
¡Sanlúcar!
Que el canto de tus jilgueros y las notas musicales vuelen al viento; para que con tu aroma de azahar y el humo de la cera ardiendo, en una gran nube de amor, suban al cielo diciendo:
¡SANLÚCAR, YA ESTÁS EN SEMANA SANTA!
¡SANLÚCAR, YA
Ah, y lo más "peligroso" vino al final, cuando todo terminó, al dar el paso atrás en el atril, perdí pie y casi doy con mis huesos en el escenario de la Casa de la Cultura.
Un abrazo a los que estuvieron presidiendo el acto y que ya no están con nosotros:
Rafael Sousa, Manolo Castaño, Pepe Vargas y Francisco Carretero, Dios los haya acogido.
Un precioso recuerdo que perdurará en mí mientras que la memoria me aguante, todavía lo escucho, todavía y más que nunca escucho la entrevista a mis padres, espero que nunca se borre de mi mente.
¡Que así sea!
Foto del día del Pregón obra de José Salado. |
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