UN MAL MÉDICO.

Tengo muy buenos amigos médicos, mayores que yo, coetáneos míos, y ya menores y bastante menores.

Tengo también familiares que son médicos, y también bastantes médicos a los que he tratado desde pequeño y que han tenido la capacidad y el trabajo de terminar una carrera bastante difícil.

Recordando tiempos pasados, mi madre, tuvo en algún momento de su vida, fruto de un error médico grave, un encharcamiento total de su organismo; tratada en otro hospital y una vez en diálisis ese líquido se mantenía en los pulmones, por lo que decidieron hacerle una "toracocentesis" , o sea, drenar el líquido que se encuentra entre la pleura (revestimiento externo de los pulmones) y la pared toráxica.

Al segundo día de la extracción (por cierto me río de las agujas para las vacunas) con una aguja de 15 cm por lo menos, el sitio estaba de nuevo lleno de líquido; y el Sr. Doctor de acuerdo con la neumóloga no tuvo otra idea que decirme que mi madre tendría seguramente cáncer de pulmón y que lo sentía mucho.

Se la llevaron a hacerle una ecografía y un escáner, y al cabo de tres horas, que se me hicieron eternas, sin poder hablar con nadie, a la espera de un resultado condenatorio, el citado señor no fue capaz ni de subir a decirme que todo había sido un error garrafal, y que donde dije digo, digo Diego. Ya no lo volví a ver más.

Lo lógico es que me hubieran dicho, vamos a hacerle unas pruebas a su madre, y una vez que el cáncer estuviera confirmado, caso de que así fuera, entonces comunicarlo a la familia...

Siempre debería haber quedado el beneficio de la duda, por lo menos antes de tomar la decisión de informar de una cosa tan delicada.

Y todos, todos deben tener la capacidad de dudar, de tener alguna considerable duda, o bien, aunque sea, una pequeña duda.

"Un médico que no duda nunca no es un médico, es un verdugo". (Pronunciado por Hércules Poirot en el Misterio en Carnualles, del libro de Agatha Christie "Los primeros casos de Poirot").

Foto extraída de la página: revistaunica.com.mx