El otro día, viendo la última versión de la película basada en la novela de Agatha Christie "Muerte en el Nilo", protagonizada por David Suchet que ha sabido para mí, adentrarse perfectamente en el personaje de Hércules Poirot se me encendió la bombilla.
En esta novela en la que se producen una serie de asesinatos, para más información tres, con objeto de acaparar una buena herencia, el mal se instaló en una pareja de novios que urdieron ese terrible plan.
Y Poirot, conocedor de la maldad humana, rápidamente se dio cuenta...
Todo en la vida no se puede comparar a un asesinato, pero si a concebir tramas fuera de la ley, trampas para conseguir ilícitamente dinero fácil, robar, sobornar, corrupciones, evasiones, y un sin fin de etcéteras más.
Yo conocí a gente que actuó mal y que empezó con un pico, después cogió un poco, jamás habló diciendo: yo peco, y al final se hizo con un buen paco, llegando a utilizar toda clase de pacos, hasta que fue cogido por un avatar del destino. (Paco=mineral de plata)
En un primer momento abrió su corazón al mal, y de ahí, a estos últimos lodos, todo fue progresivamente.
En la vida pública y en la privada ocurre esto muy a menudo, y si no, tengamos consciencia de los juicios, ya con sentencia definitiva; los casos de extorsión, de dilapidación y robo de dinero público; los casos de comisiones falsas, de tantos por cientos.
Los casos de violadores, de maltratadores, de abusadores de pequeños y pequeñas, todo está basado en la misma frase...
El ínclito Poirot le decía a Jaquelinne Bellefort (Emily Blunt) en la película, sabiendo lo que ésta se traía entre manos:
"No es bueno abrir nunca el corazón al mal, si lo haces no podrás volver más nunca atrás."
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