Los judĂos, en los tiempos del Antiguo testamento, sacrificaban un chivo (macho joven de la cabra), de acuerdo con el mandato de Dios, a fin de purificar las culpas por medio del sacrificio (LevĂtico 16). La expresiĂłn proviene del latĂn "expiatorius", y significa literalmente, antes de venerar.
Y la expresiĂłn "chivo expiatorio" se acuñó ya en el siglo XVI para describir a los animales rituales en los que la comunidad judĂa depositaba sus pecados para preparar el Yom Kippur.
Pero hoy, la usamos para describir a las personas que asumen simbĂłlicamente los pecados y culpas de los demĂĄs.
Pero hay una etnia, un grupo de ciudadanos y ciudadanas, un elenco de brillantes estudiantes y trabajadores, oradores faltos de eclecticismo, en los y en las que, ni por asomo, ni por error, ni por un casual, ni de coña, jamås aparece un chivo expiatorio.
Nadie asume responsabilidades, nadie quiere cargar con su culpa, y menos con la de otros; nadie, absolutamente nadie, es responsable de nada, si es malo; y solo quieren figurar y aparecer en los papeles, si es bueno.
El chivo expiatorio, al final, siempre es el ciudadano de a pie.
Foto de mi amiga Juana Mora. |
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