No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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16 enero 2023

EL CUARTO DE LAS PERSONAS OLVIDADAS.

Para unos debe de ser una habitación enorme, para otros en cambio se puede reducir a una más pequeña, pero esto no depende nunca de la memoria de la persona a la que nos referimos, depende, solo y exclusivamente de como se han portado las personas que estén en ese cuarto o de donde se fueron.
Personas que realmente te han hecho daño, personas que han dejado de entablar conversaciones, o simplemente contactar contigo, personas que han pensado que lo mejor de esta vida es aprovecharse de tí y de tu existencia; personas que por H o por B no han querido estar en tu vida, personas que se trasladaron y se perdió el contacto.
También hay almas de personas que se fueron en ese cuarto y que no dejaron ni una pizca de huella en la tuya, nunca te tocaron el corazón; y eso, realmente hace que se les olvide.
También hay compañeros, gente que ha compartido horas y más horas de su vida trabajando contigo y que ni siquiera te felicitan por el año nuevo. Esos están incluidos en el cuarto de las personas olvidadas.
Seguramente, nosotros también estaremos en el cuarto de las personas olvidadas de alguien, la vida es así; no pretenderemos tener a alguien en el cuarto encerrado y no comprender que el, o ella, también nos tendrá encerrados en el suyo.
Este cuarto solo tiene una ventaja, es que tiene una ventana, o más bien diría un ojo de buey, por el que en algún momento de tu vida, alguien, de los olvidados, asoma la cabeza y se deja ver.
Si inicias un saludo y te sientes correspondido, y algunas veces efusivamente, entonces has recuperado a un amigo, a una amiga, a un hijo, a una hija, a un padre, a una madre, a un compañero, a una compañera, o a alguien que en algún momento compartió algo de la vida contigo.
No olvidemos mirar de vez en cuando a ese ojo de buey nos puede deparar algunas alegrías, y por supuesto, abrir la puerta del cuarto para abrazar de nuevo a esa persona.

Foto de mi amiga Juani Mora.




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