Esta palabra no proviene como podría parecer del repollo, nada más lejos de la realidad, y tampoco ni mucho menos es un bollo de pan grandecito.
Este vocablo proviene del latín "repullus" (renuevo).
Y la RAE lo determina como:
- Árbol de la familia de las fagáceas.
- Brote de las raíces del melojo (árbol parecido al roble)
- Variedad del roble.
- Barda (cubierta de ramaje que se pone sobre las tapias de corrales o de huertas) pero de roble.
Y "repullus", no rebollo, es lo que vamos a tener este año en ayuntamientos y algunas comunidades autónomas.
Renuevo de concejales, alcaldes, diputados, consejeros, y presidentes autonómicos.
Nuevos señores y señoras, o mismos señoras y señores, que se han de encargar de dirigir los destinos de nuestros ayuntamientos durante otros cuatro años.
A los que salgan electos, a los que después sean nombrados, que pueden no ser los más votados, lo único que les pido es que intenten no montar muchos "pollos", generar dinero para que podamos repartir más "bollos" y que no sean muy "gilipollos" que ya estamos hartos.
¡Mucho ojo al loro de lo que votamos!
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