No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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04 enero 2023

DOÑA MARÍA ISABEL ROMERO.

Muy señora mía, más bien debería decir: Muy señora nuestra:
Permítame señora estás breves palabras de reconocimiento; solo un ramillete de frases que ni por asomo podrán expresar mi agradecimiento y mi respeto hacia su persona.
Al contemplarla ayer tarde exánime, pasaron miles de cosas por mi ya alba cabeza; todas, al acordarme de usted, buenas; no podía ser de otra manera.
Le he recordado a su hijo Rafa, como usted intercedió ante mi padre para que pudiera aprender a nadar en la piscina de su casa de usted.
Me ha sobrevenido a la mente, que en su casa, fue donde degusté por primera vez un "sobao pasiego", un manjar de dioses que jamás había catado; en mi casa no pasábamos de un trozo de pan y una onza de chocolate, a lo sumo dos,  para merendar, cosa que tampoco todos tenían.
En su casa, y con su consentimiento, al igual que con el de su madre, descubrí lo que era el universo de la literatura, lo que era el cosmos de la música, lo que era la camaradería y entablé una amistad que perdura más de cincuenta años.
Y hablando del pueblo en el que usted ha residido hasta el día de ayer, que quiere usted que le diga; hay tanta gente que le debe tanto; hay tantos padres que no podían pagar las medicinas para sus hijos y usted las apuntaba, esos apuntes al final se perdían; hay tantas personas que pagaban las medicinas de cada seis meses con las extraordinarias; y como caso anecdótico, se han liado tantas papeletas para la tómbola parroquial en su casa...
Sus hijos señora, su familia, los amigos de sus hijos, y el pueblo en general la recordaremos siempre. Ahora cuando pase por la calle que lleva su nombre rezaré un Padre Nuestro y un Ave María.
Mi muy querida señora: no me avergüenza en lo más mínimo confesar que ayer lloré al contemplarla inerte, arropada de un blanco níveo, como realmente era su alma, mis lágrimas han brotado sin el más mínimo pudor.
Ayer se fue una dama, una señora con todas las letras; y sirvan por ende, estas letras mías, para desearle una buena estancia allá donde esté, donde deseo saludarla como se merece cuando me toque marchar de este mundo.
Reciba un cordial saludo deseándole un buen viaje, y reciba un beso de este que fue uno de los máximos partidarios de su forma de comprender la vida.
Gracias por todo y descanse en paz María Isabel, que el viaje le sea leve.


Doña Mª Isabel Romero D.E.P.



 

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