Muy señora mĂa, mĂĄs bien deberĂa decir: Muy señora nuestra:
PermĂtame señora estĂĄs breves palabras de reconocimiento; solo un ramillete de frases que ni por asomo podrĂĄn expresar mi agradecimiento y mi respeto hacia su persona.
Al contemplarla ayer tarde exĂĄnime, pasaron miles de cosas por mi ya alba cabeza; todas, al acordarme de usted, buenas; no podĂa ser de otra manera.
Le he recordado a su hijo Rafa, como usted intercediĂł ante mi padre para que pudiera aprender a nadar en la piscina de su casa de usted.
Me ha sobrevenido a la mente, que en su casa, fue donde degustĂ© por primera vez un "sobao pasiego", un manjar de dioses que jamĂĄs habĂa catado; en mi casa no pasĂĄbamos de un trozo de pan y una onza de chocolate, a lo sumo dos, para merendar, cosa que tampoco todos tenĂan.
En su casa, y con su consentimiento, al igual que con el de su madre, descubrĂ lo que era el universo de la literatura, lo que era el cosmos de la mĂșsica, lo que era la camaraderĂa y entablĂ© una amistad que perdura mĂĄs de cincuenta años.
Y hablando del pueblo en el que usted ha residido hasta el dĂa de ayer, que quiere usted que le diga; hay tanta gente que le debe tanto; hay tantos padres que no podĂan pagar las medicinas para sus hijos y usted las apuntaba, esos apuntes al final se perdĂan; hay tantas personas que pagaban las medicinas de cada seis meses con las extraordinarias; y como caso anecdĂłtico, se han liado tantas papeletas para la tĂłmbola parroquial en su casa...
Sus hijos señora, su familia, los amigos de sus hijos, y el pueblo en general la recordaremos siempre. Ahora cuando pase por la calle que lleva su nombre rezarĂ© un Padre Nuestro y un Ave MarĂa.
Mi muy querida señora: no me avergĂŒenza en lo mĂĄs mĂnimo confesar que ayer llorĂ© al contemplarla inerte, arropada de un blanco nĂveo, como realmente era su alma, mis lĂĄgrimas han brotado sin el mĂĄs mĂnimo pudor.
Ayer se fue una dama, una señora con todas las letras; y sirvan por ende, estas letras mĂas, para desearle una buena estancia allĂĄ donde estĂ©, donde deseo saludarla como se merece cuando me toque marchar de este mundo.
Reciba un cordial saludo deseĂĄndole un buen viaje, y reciba un beso de este que fue uno de los mĂĄximos partidarios de su forma de comprender la vida.
Gracias por todo y descanse en paz MarĂa Isabel, que el viaje le sea leve.
Doña MÂȘ Isabel Romero D.E.P. |
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