Una noche, en la capilla antigua de la Soledad donde había un altillo en el que se guardaba la cera y lo necesario para la salida, me mandaron los más mayores arriba a que bajara unos cirios.
Cuando asomé la cabeza por la trampilla para acceder a dicho altillo, los más mayores, se entretuvieron en colocarme la mano de la canina, (del susodicho y antiguo paso del triunfo de la Cruz sobre la muerte), en el hombro.
Creo que todavía estoy corriendo.
Es que cuando chico te meten mucho miedo cuando te dicen:
¡Duérmete ya que va a venir el momo!
O, si acaso...
¡No salgas a la calle de noche que puede venir el momo!
O, también...
¡O te comes las lentejas o le digo al momo que venga!
Y así un sinfín de amenazas.
¡Ay si hubiéramos sabido lo que era el momo!
El momo viene del griego "μῶμος" (momós = culpa, ridículo, censura, desgracia), de ahí también viene Mῶμος (reina de la noche).
Hoy en día, en la RAE se califica a momo como:
Gesto, figura o mofa que se ejecuta regularmente para divertir en juegos, mojigangas y danzas.
¿Os imagináis que nos hubiéramos descojonado cuando nos hubieran dicho de llamar al momo?
¡Biennnn!
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Foto de mi amiga Juani Mora. |
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