El sĂĄbado pasado, a medio dĂa, puse la televisiĂłn para que me acompañara mientras preparaba el almuerzo; saliĂł, sin buscarlo, la primera cadena, que para mĂĄs coincidencia retransmitĂa la boda de Henry o Harry y Meghan; estaba hablando un pastor americano de raza negra, Michael Curry, su tono me recordaba a los reportajes en blanco y negro de los discursos de Martin Luther King.
Me he quedado escuchĂĄndolo un rato, estaba hablando del amor; uff difĂcil tema me dije, dentro de lo que estaba predicando decĂa: que el amor el lo mĂĄs importante del mundo, motor y empuje de la humanidad; hablĂł tambiĂ©n de las tablas de MoisĂ©s donde decĂa: AmarĂĄs a Dios sobre todas las cosas y al prĂłjimo como a tĂ mismo. Pero me voy a quedar con dos frases que me han parecido memorables y que me han calado.
Una, desmiente el fandango que dice: Querer a quien no te quiera, eso se llama querer, porque querer a quien te quiera es solo corresponder...
Pues bien, creo, y este pastor me lo corrobora, que cuando amas a alguien, lo mejor que te puede pasar es que tĂș sepas que esa persona te ama a tĂ tambiĂ©n.
Y la otra, todavĂa mejor, el amor, el buen amor, es tan duradero que prevalece sobre la vida, y tambiĂ©n sobre la muerte.
Es mĂĄs fuerte que la propia muerte.
Y ya, no he tenido mås remedio que quitarme el sombrero y decirle: Sà señor, Michael Curry: Chapeau para usted.
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