El viernes noche me adentré en la penumbra y en su Paz, en principio inundó mis sentidos ese perfume de incienso demudado de la cuaresma; arribaba de impregnarme con el bálsamo del azahar que discurre sin solución de continuidad por las calles de Sevilla en estas fechas; e instintivamente me retrotraí por un instante a la carrera oficial; solo un instante, porque al momento, el aroma de la llama consumiendo la cera virgen se hizo presente en la capilla.
Damas ataviadas de cielo, de flor, de verde esperanza, de morado Gran Poder, de albor níveo, de rojo pasión, un arcoíris de sopranos se desplegó en las escalinatas del presbiterio arropadas por caballeros de oscuros trajes, de los que surgían las melodías más profundas.
Los brazos de una camisa amplia de lino negro abotonada dibujaban con sus manos, que emergían de los puños blancos, compases uniformes hacia la bóveda de la capilla, y una silueta negra con alzacuellos del color de su cabello, dimanaba melodías sublimes con sus dedos de marfil.
Y me seguía preguntando...
¿Cómo pueden convivir ocho esculturas en el altar principal de un retablo barroco/neoclásico de mediados del XVIII?
¿Qué forma hay de diseñar los techos y las bóvedas para amplificar las melodías, elevándolas en una espiral hacia lo más alto y que su eco nos llegue amplificado a nuestros sentidos?
Cerré los ojos y abrí todos los poros de mi piel para que se inundaran de música.
Una vez apagada la capilla del ex-convento de la Paz, en su patio, departí un buen rato con los y las portadoras de esas deliciosas voces, son un grupo de personas que trabajan por y para los demás; el recital, fue a beneficio de la acción de caridad de la Sagrada Mortaja, en su viernes benéfico, cuya meta es acercar a Sevilla a chicos y chicas de países del este; me imbuí en sus conocimientos musicales y de las artes escénicas de muchos y muchas de los allí presentes.
Una dulce velada, dulces melodías, una dulce charla con algunas dulces sonrisas en una dulce noche de la primavera sevillana; tal como decimos en Navidad: una noche de Paz. Preciosa ceremonia de proclamación del "Sacro bel canto". Gracias a Carmen y Reyes por su invitación y seguro que nos veremos en la próxima.
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