No obligues a nadie a quererte, mejor oblĂ­galo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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14 mayo 2018

EL AGUJERO NEGRO.

El otro dĂ­a, cuando escribĂ­ sobre la libreta, muchos compañeros recordaron conmigo el agujero negro; ese que tanto nos desconcertaba cuando encendĂ­amos el ordenador; y que si no hubiera sido por la libreta no se hubiera visto nunca la luz de las transacciones.
La oscuridad no es buena; siempre la hemos relacionado con el mal, con la muerte, con el miedo, con la tristeza, todo lo contrario a lo que hacemos con la luz.
Dicen los que volvieron, que cuando expiraron, entraron en un agujero negro; durante ese largo o corto trayecto que a efectos de tiempo en nuestro espacio es de dos o tres segundos, les dio tiempo de ver la pelĂ­cula de su vida; sin jueces, sin premios, sin castigos; solo la vergĂŒenza o el orgullo de nosotros mismos al ver nuestros "devaneos" a travĂ©s de nuestra corta o larga existencia.
Cuentan que al salir del agujero, se encuentran cerca de su propio cuerpo observĂĄndose desde arriba, viendo a familia y amigos, y que desde mĂĄs arriba se acercan familiares y amigos que ya partieron para recibirlo; todo esto, hasta que un ser de luz superior les planteĂł el dilema:
¿Vienes o vuelves?
Los que eligieron volver entraron de nuevo en el agujero negro y despertaron otra vez en su cuerpo.
Dado el significado de esta pregunta, afirmo sin condiciones, que el que se muere es porque quiere.
Otra cosa muy distinta es tenerse que ir porque no tengamos cuerpo donde vivir, que no es lo mismo que morirse. ¿O sĂ­?


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