No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

Seguidores

26 mayo 2018

EL REY DORADO.

El otro día, leyendo un comentario de mi amiga Rocío Vicente en Facebook, me invadió el recuerdo de un famoso rey.
Reinó en Frigia durante cuarenta y cuatro años, unos setecientos años antes de Cristo; se casó con una helena, siendo el primer rey extranjero que adoptó el alfabeto griego para su reino.
En la mitología helénica, nuestro rey,  era hijo de Gordías y tuvo una hija nombrada como: Zoe.
Por su hospitalidad con Sileno, “gordete” sátiro padre y preceptor de Dionisio (el Baco griego), este le concedió el poder de convertir en oro todo lo que tocara; y Midas, viendo que no podía ni comer, pidió a Dionisio que lo liberara de su don, para lo que tuvo que bañarse en el río Pactolo, cercano a la costa del mar Egeo, que desde entonces contiene arenas auríferas.
En los últimos años están proliferando no uno, decenas que fueron reyes Midas en su buena época de poder y a los que la justicia les está haciendo, más tarde o más temprano bañarse obligatoriamente en la ducha de la prision.
Hay miles de ríos, afluentes, riachuelos, riberas, arroyos y canales de agua en este país, en los que todos los reyezuelos Midas, que cada vez proliferan más en nuestros territorios, deberían darse un "bañito".
Con este solo "refrescón” antes de entrar en la prisión, dejarían su poder en el agua e impregnarían las piedrecillas del fondo del cauce de oro, para que los ciudadanos, en alguna que otra tarde de picnic, pudieran recuperar lo que les fue arrebatado, cerniendo un poco de esa arena, como en el antiguo Oeste; habría para tantas cosas en las que utilizar el dorado metal: pensiones, educación, sanidad, investigación…
Pero seguramente, al final, como siempre, tendría que hacerse cargo de la situación “El jinete pálido”, porque también se nos iría de las manos.
Todo esto, al igual que la leyenda del Rey Midas, es mitología; cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario