No obligues a nadie a quererte, mejor oblígalo a irse. Quien insista en quedarse, es quien realmente te quiere. Siempre seremos para alguien, la persona correcta que conocieron en el momento equivocado.

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30 enero 2019

EL POZO.

Es imposible determinar la profundidad de un pozo cuando caes en el, y menos cuando tiene el tamaño de un sarcófago a tu medida.
Parece mentira que un pozo con tan pocas dimensiones, de tan poca anchura, de tan poca presencia se haya tragado en poco menos de dos semanas tantas cosas.
A un pequeño que ya no volverá más por desgracia, un niño que ha entregado su futuro, supuestamente por una imprudencia, o varias, o un rosario de ellas.
A una familia entera, padre, madre, tíos, todos han vertido su futuro , sus ilusiones, y sus deseos en ese pozo.
Han  caído al pozo: amigos, vecinos, lugareños de Totalán, y muchos conocidos; y hemos caído al pozo también los que hemos estado en vilo durante casi dos semanas.
Se han enterrado en ese pozo los trabajos de más de trescientas personas, las ilusiones de los  ingenieros, la labor de esas personas de verde que siempre están a tu lado cuando las cosas se ponen difíciles; y los deseos de ocho mineros que, no hace más de un lustro, los de León eran poco menos que menospreciados en su huelga de sesenta y siete días en la que reclamaban los derechos que creían justos, hoy son héroes; los insultos y más cosas, que recibieron esos mineros de León en las manifestaciones y protestas, igualmente se los ha tragado el pozo.
Los informativos, las estrellas de la televisión, los micrófonos, las cámaras, las máquinas, las excavadoras, las grúas, los tubos, incluso el cerro o casi la montaña también.
El pozo engulló a Julen para siempre conminándolo a descansar en paz, y se tragó para siempre la paz de los que esa maldita tarde se encontraban con él. Últimamente se está tragando hasta la poca vergüenza de algunos.
Espero fervientemente que desaparezcan todos los pozos ilegales que pululan por nuestra geografía para que no tengamos que contar más una historia como esta, quizá en otra ocasión no tengamos redaños.
Descansa en paz Julen, entregaste tu vida en un pozo seco sin brocal donde se enterraron muchas  cosas; otros, como Aylán, la entregaron en un mar inmenso también sin brocal.


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